BIOGRAFÍA
Antonio J. Cebrián
Nací
siendo aún pequeño, pero fui creciendo a medida que
me hacía mayor. Mi primera afición fue el dibujo y las
historietas (todavía no se había inventado la palabra
“comic”). Hice algunos cursos de dibujo artístico
y de historietas y , cuando ya tenía claro que de mayor quería
ser dibujante, la música se cruzó en mi camino -no sé
si para bien o para mal- y me pasé los siguientes 15 años
intentando convertirme en una estrella del Rock. Durante ese tiempo
estudié piano, viola y violín en el conservatorio, compuse
mil y un temas y pateé mil y dos escenarios repletos a rebosar
de público ausente, el cuál, a pesar de ser escaso (y
por tanto minoritario), se dedicaba a mirar con perplejidad y preguntarse
por qué no tocábamos la canción del verano.
Por fortuna, mi vida (que seguía tanscurriendo sin contar conmigo)
no había ido tan mal: me había hecho Ingeniero Informático,
por lo que mi futuro estaba resuelto. como quiera que alguien olvidó
notificar esto último al tal futuro, resultó que terminé
trabajando como profesor de Teclado en la EMMA.
Tras muchos años de dedicación en cuerpo y alma a la
música, por fin el merecido reconocimiento a mi ardua labor
se ha materializado en forma de un esperado y deseado... premio literario
(¿¡!?).
La afición literaria ha sido una vocación tardía
pero fructífera. He descubierto con sorpresa que -a diferencia
de la música- puedo escribir lo que quiera sin que nadie se
acerque a mi silla y diga: “Oye, escríbete uno de Stephen
King”. De manera que me dedico entre otras cosas a escribir Ciencia Ficción.
Recientemente me he percatado de que tengo una familia
maravillosa que tiene una natural tendencia a absorber mi tiempo
y mi energía vital, en perjuicio de las actividades artísticas.
Sin embargo, han empezado a caerme del Cielo diversos logros y reconocimientos
literarios, probablemente con la única intención de
fastidiar, por aquello de sugerirme que llevo 20 años de vocación
equivocada.
Pero no me importa. Sé que sólo es otra de esas bromas
de la vida que disfruta haciéndonos forjar ilusiones para luego
partir dejándonos en el andén con las maletas llenas
de proyectos. Como siempre.
Pero digo que no importa porque yo disfruto haciendo esto, y me basta
que una sola persona se recree leyendo o escuchando para estar satisfecho.